Un parón de selecciones para disfrutar

Como diría Joan Laporta "No estamos tan mal". Algo así debe instalarse y escucharse mucho más en los aledaños de Mestalla si analizamos firme y objetivamente la temporada de este Valencia. Uno lee, escucha y ve los análisis que salen en medios sobre la actualidad y dinámica del conjunto valencianista y parece que el equipo viaja en ruta con destino Mordor, con un horizonte ardiente, directo a un infierno que parece irreversible.

Es cierto que la actualidad institucional y extra-deportiva está repleta de polémica, de temas candentes, de idas y venidas surrealistas que nadie (o poca gente) en la capital del Turia, pero como suele ocurrir en estos casos se lleva todo el pastel, todos los focos, y la realidad deportiva del equipo de Albert Celades queda olvidada, incluso menospreciada.

El Valencia cerró una semana brillante. El Valencia cerró una dinámica en la que ganó 3 partidos de forma consecutiva (Espanyol, Lille y Granada) y en términos ligueros sólo están a 5 puntos del líder, están cerca de puestos de Champions League, y nada parece estar tan tan mal, ni tan negro, ni tan preocupante, como algunos desean implantar e instalar en las gradas.

Es cierto. Peter Lim, seguramente, no ha hecho la mejor de las gestiones, ni habrá tomado las mejores decisiones. Despedir a Marcelino García Toral, a Mateu Alemany y a Pablo Longoria (entre muchos otros), quienes fueron piezas básicas y vitales del histórico año del Centenario la pasada temporada, quizás no fue la mejor de las dinámicas extra-deportivas. Es así. Es una realidad indudable. Pero son pasado, guste o no, ya no están, se marcharon, y el Valencia deportivamente ha retomado el rumbo. Cerca de puestos europeos, cerca de la Champions League, incluso más cerca de lo esperado de un platónico liderato, con la clasificación para Octavos de Final de Liga de Campeones en su mano... ¿De verdad está tan mal el Valencia como quieren pintar algunas voces en tierras valencianas?

Me da la sensación que el problema no es el foco ni el micrófono, sino sus speakers, sus voces, sus protagonistas. El mensaje que se está emitiendo está lejos de ser real, contundente, quizás muy desvirtuado y que está provocando una confusión tremenda. El Valencia, damas y caballeros, tiene muchos problemas, como en todas las casas, pero está mucho mejor de lo que aseguran.