¿Qué estás haciendo, Javi Gracia?

Debo reconocer que me equivoqué. Lo hice en verano, cuando el Valencia contrataba a Javi Gracia. En aquel vídeo de YouTube, en aquel artículo de opinión. Defendí el fichaje de Javi Gracia como técnico valencianista porque entendía que debíamos darle al menos el derecho a la duda. Más sobre todo después de ver la etapa de Albert Celades. Pero ahora debo reconocer que es imposible encontrar lógica a muchas de sus decisiones.

Dicho esto, quiero expresar una serie de opiniones que vengo guardando en las últimas semanas sobre la figura del técnico navarro.

Me ha decepcionado. Me ha decepcionado porque creo que está teniendo una actitud que no está a la altura de la historia del club. Iba a decir de la institución, pero viendo cómo está el panorama ahora mismo con Meriton lo cierto es que quizás sí encaje a la perfección. Este Javi Gracia no es el que firmó buenos años en Inglaterra. Seguí de cerca su andadura en las islas británicas, con su Watford, y sinceramente estaba convencido de que era un buen fichaje. Estaba convencido, de verdad, y por ello le defendí. Creía que no era una mala elección. No llegaba el mejor entrenador del mundo, pero viendo el contexto, la anterior temporada, su predecesor en el banquillo, confiaba en ver cosas interesantes.

Creo que Javi Gracia se ha tomado todo este proyecto en términos personales por encima del equipo, de la afición y de todo lo que está ocurriendo. Es sabido por todos que a comienzos de temporada quiso irse, quiso dejar su puesto. Es así. Es oficial. Pero la cantidad que debía pagar paralizó todo y siguió siendo el entrenador. Pero aquello marcó el futuro. Lo marcó para él, lo marcó para la afición y creo que con su actitud está haciendo un flaco favor a los dirigentes.

Javi Gracia dejó claro su malestar, que quería dejar el banquillo, pero desde entonces da la sensación que está gestionando todo en torno a eso, a su incomodidad, a su necesidad de ir descontando jornadas para que acabe su suplicio. Lo malo, lo negativo, lo surrealista, es que transmite que eso lo está transmitiendo a su forma de trabajar, a sus decisiones, a su gestión de vestuarios.

Sus ruedas de prensa son monótonas, simples, con respuestas que sólo él parece entender. Uno sabe que sale a hablar en la previa o en el post-partido y es consciente de que va a recibir de sus palabras de todo menos pasión, de todos menos ilusión. Y lo preocupante es que en muchas ocasiones tiende a normalizar situaciones que están perjudicando notablemente al equipo. 

Partidos sin hacer todos los cambios. Encuentros con resultados adversos en los que sus sustituciones no modifican nada en el esquema. Jugadores que parecen señalados. Futbolistas que no están en su mejor nivel y siguen teniendo minutos. Y así en una lista preocupante de decisiones (o no-decisiones, mejor dicho) que ya afectan al equipo. Eso es lo preocupante. Eso es lo que realmente ya se le cuestiona a Javi Gracia.

Partiendo de su malestar por estar en un sitio en el que no quiere estar (como dejó claro a comienzos de temporada) da la sensación que eligió el camino personal, y no el profesional. La línea de salida era clara y planteaba dos caminos. Por un lado, aguantar e intentar hacerlo lo mejor posible sin egos, o por otro lado tomárselo como una recriminación hacia el club y sus propietarios. Da la sensación, y es pura opinión, que eligió la segunda. Es lo que transmite.

Sus decisiones, sus contestaciones. Javi Gracia transmite en cada movimiento, en cada palabra, un malestar que no es positivo ni para él ni para el Valencia. Y lo peor de todo es que el conjunto valencianista está firmando una de las peores temporadas de su Historia. 

La recta final de temporada en la capital del Turia se va a vivir tensa, con muchos nervios y con un gusanillo en el estómago que tiene de todo menos especial. Sin la permanencia cerrada, con una dinámica descendiente, el calendario del Valencia tiene a clubes como Barcelona o Sevilla y equipos de la zona baja como próximos rivales. Este proyecto tiene mala pinta, muy mala pinta, y parece que si finalmente no descienden será porque ha habido rivales peores, no por méritos propios.

Y lo peor. El problema no está en que acabe la temporada y el Valencia consiga la permanencia (en el mejor de los casos), sino que en agosto comenzaría otra temporada partiendo de cero, con posiblemente los mismos propietarios, con posibles bajas importantes y con un contexto incluso peor que el actual. El futuro no pinta bien ahora mismo.