Multiusos César Azpilicueta
César Azpilicueta puede ser uno de los mejores fichajes en la historia del Chelsea y, a su vez, uno de los que menos ruido mediático generan respecto a su rendimiento.
Evidentemente, a nadie la pasa desapercibido que se ha convertido en el capitán, en el líder absoluto, en el complemento ideal para todos los entrenadores que han dirigido al equipo desde su llegada.
Sin embargo, es cierto que su labor defensiva (primero como lateral, luego como central, ahora como carrilero) le resta protagonismo en el escaparate y siempre se dirá que los goles generan más interés que las paradas o las acciones defensivas, cuando todas son jugadas clave en el desenlace de un partido.
Pero Azpilicueta se ha consagrado como un futbolista totalmente polivalente. En defensa, en cualquiera de sus variantes, y en ataque. Por dentro, por fuera. Ha tenido variedad posicional y su rendimiento rara vez se ha visto minimizado.
Algo debe tener el jugador navarro cuando todos los técnicos que ha tenido han confiado en sus facultades y su protagonismo no se ha visto alterado. Y si ha ocurrido ha sido de forma positiva, a mejor, evolucionando.
Azpilicueta marca, asiste, evita los goles. Hace prácticamente de todo y la grada de Stamford Bridge es consciente todas las semanas.
Pero desde meses suena una alarma que, además de ser desagradable, preocupa seriamente en el seno del club londinense. El capitán sigue sin renovar un contrato que tiene los meses contados, ya que finaliza el próximo mes de junio. Las opciones de que deje el club al final de la presente campaña crecen con el paso de las semanas y las informaciones, además, aseguran que tiene un acuerdo ya cerrado para marcharse al Camp Nou y convertirse en nuevo jugador del Barcelona.
Si finalmente se marcha, como parece ser, el Chelsea no sólo perderá un jugador importante y un capitán. Por si no fuera ya suficiente pérdida, dejará de contar con un 'manitas' del fútbol, un jugador polivalente que soluciona todo aquel problema al que se enfrenta.