Mauricio Pochettino, ¿mala suerte o mala gestión?

Mauricio Pochettino vive en una costante realidad alternativa en la que es considerado uno de los mejores entrenadores del planeta, pero su filosofía y facultades técnicas no se traduce en la consecución de los grandes torneos del mundo del fútbol.

Una vez más, saldrá de un club. Una vez más, abandonará un proyecto sin haber escrito las mejores páginas de su trayectoria como entrenador. 

Entonces, ¿qué ocurre con su trayectoria? ¿Por qué, pese a que es considerado un buen entrenador, no acaba de confirmarlo en materia de títulos? Es cierto que en Francia, en París, en las filas del París Saint-Germain, sí ha conseguido trofeos, pero la realidad es que no ha conseguido el gran deseo, el objetivo vital: la Champions League.

Que el PSG sea campeón de liga o copa en territorio galo es algo así como esperado, que no crea ninguna sorpresa. Por ello, pese a que lo ha conseguido, el clamor positivo sobre su figura tampoco ha sido demasiado vibrante desde su llegada. La Copa de Europa sigue sin llegar al Parque de los Príncipes y lo cierto es que, por ello, su salida no presenta nada nuevo. 

Al fin y al cabo es otro entrenador que se marcha habiendo tenido éxito en Francia, pero sin la corona europea en su poder. Más de lo mismo, en resumen.

En el Southampton seguramente el objetivo de ganar títulos no sería vital, primordial y, objetivamente, justo. Pero sí dejó claro que el buen manejo de la calidad, la visión privilegiada para detectar talento para explotar, eran armas personales que le permitieron dar saltos.

En el Tottenham, tras dejar las primeras buenas impresiones en el St. Mary's Stadium, mantuvo su línea. El club londinense emergió de la oscuridad en la que vivía de forma rutinaria, se convirtió en un conjunto competitivo y gracias a él jugadores como Harry Kane o Heung-min Son (actualmente estandartes absolutos del club) llegaron para quedarse en la élite como estrellas.

Pero tanto en Southampton como en Londres las sensaciones y la base fueron las mismas. Muy buena gestión, una rutina tan emocionante como interesante, fantástica toma de decisiones, pero resultados que se perdían en la orilla.

Mauricio Pochettino llegó a finales, devolvió al Tottenham a Europa, incluso disputó la final en 2019 ante el Liverpool. Pero sus dinámicas hacían aguas en el último paso. Temporadas relevantes, importantes, incluso positivas, pero sin la guinda. El orgullo por el equipo era real porque las temporadas eran positivas, pero la felicidad acababa siempre en otros barrios.

En Francia, más de lo mismo, aunque sí ha ganado títulos. Sin embargo, pese a esa gloria en materia de trofeos, no ha aportado nada nuevo, no ha brillado como se aspiraba. Incluso muchos le señalan más que a sus predecesores porque ha tenido una de las plantillas más valiosas y poderosas.

¿Qué ocurre con Pochettino? ¿Es mala suerte o realmente su aparente buena gestión no es tal? 

Todo apunta a que va a ser uno de los entrenadores más apetecibles de este verano, ya que su salida del banquillo parisino puede cubrir alguna vacante del fútbol europeo que le permita, por un lado, recuperar sensaciones, y, por otro lado, intentar seguir cubriendo su gran tema pendiente: la gloria oficial.