El Arsenal fue injusto con Unai Emery
Defender a Unai Emery en esta era donde los análisis son nulos, donde se vomita lo primero que se piensa y donde las tonterías y bromas prevalecen sobre lo serio puede parecer ir a contracorriente, incluso meterse en un fregado. Y ya sabéis qué pasa cuando alguien pisa un fregado.
Si uno echa la mirada atrás en estos meses en los que Emery ha sido entrenador del Arsenal seguramente salgan a la luz muy rápidamente dos anécdotas: su ya famoso “Good Evening” y su pronunciación de la serie Peaky Blinders. La cruda, y triste, realidad. Si pides a bote pronto un momento a cualquier aficionado pocos recordarán que llevó al Arsenal a una final europea, que durante meses firmó dinámicas de resultados excelentes, con meses sin perder. Es la pena.
Y si en mi título digo que es injusta la destitución de Unai Emery es porque me parece que se ha tenido una impaciencia indigna teniendo en cuenta la reciente historia del club. Con Wenger se tuvo una paciencia que parecía infinita. El adiós del técnico francés se produjo después de 3 años con la grada encendida, después de meses y meses de protestas, de un proyecto sin futuro alguno, de una dinámica de resultados desorbitada. Todo ello porque Wenger había sido un entrenador histórico que había ganado títulos importantes cuando un 70% de los aficionados actuales ni siquiera tenían constancia de ello. Una sobrevaloración que en ese momento sirvió de argumento para retenerle, para no rescindir su contrato, para que siguiera siendo el entrenador.
Pero ocurrió. El Arsenal destituyó a Wenger y parece que, con ello, se quitaron un peso, se desbloquearon, y ahora tienen la mano mucho más fluida, con menos miedo. Es como cuando uno tiene miedo a realizar un viaje al extranjero y cuando lo hace, cuando sale y descubre un mundo antagónico a su zona de confort, de repente nace una confianza nueva que facilita la toma de decisiones. Eso ha ocurrido con Unai Emery en el Norte de Londres.
Es cierto que la dinámica reciente del Arsenal no era buena. Es verdad que la racha de resultados de los del Emirates Stadium no era positiva. Y es cierto que la derrota europea frente al Eintracht Frankfurt pudo provocar la decisión final. Pero, es injusto. A Wenger se le retuvo, se le dio confianza durante varios años haciendo resultados muy pobres, dando confianza por unos títulos ganados hacía casi 15 años, viviendo del pasado, otorgándole un prestigio que quedaba muy lejos a nivel de resultados. Y con Emery parece que todo ha sido mucho más rápido, sin valorar su trabajo, sin tener en cuenta que estuvo cerca de ser campeón de Europa League, firmando incluso rachas de resultados extraordinarias que hacía mucho que añoraban en la zona Gunner del Norte de Londres.
Es injusto. Me parece injusto. Todo ello con una afición que vive en lo comentado al principio de este texto. Bromas sin sentido, afirmaciones surrealistas sin sentido, mentiras repetidas mil veces que acabaron instalándose como veraces sin ser ciertas. Nadie tomaba en serio a Emery. Por un lado, me alegro de su adiós porque deja un club donde no se le valoraba realmente, pero por otro lado me apena saber que se ha cometido una injusticia con él y que suma otra etapa con salida gris tras sus exitosos años en el banquillo del Sevilla.
Emery no leerá esto, pero ojalá se tome un tiempo para la reflexión, para tranquilizarse, para que no precipite su vuelta a los banquillos.