En su estadio de Vilna, Zalgiris aprovechó al máximo las pocas ocasiones claras que tuvo en la ida ante Hamrun Spartans (2-0). Ahora, jugando como visitante, al campeón lituano le bastará con ordenarse en un bloque bajo muy sólido para certificar el pase a la siguiente ronda.
Pocos esperaban que, tras dos meses de parón competitivo, Hamrun pudiera competirle físicamente a Zalgiris a domicilio. Sin embargo, en Lituania, el campeón maltés llegó a firmar cinco remates a puerta y forzó ocho saques de esquina, cifras con las que podría haber creado más peligro real. El equipo acusó mucho el esfuerzo físico del inicio de temporada, y el cuerpo técnico de Modica tampoco logró ajustar el plan de partido con los cambios: tres de los relevos se produjeron en los últimos instantes, con 0-2 en el marcador.
Por su parte, Zalgiris se benefició de su mayor ritmo de competición, algo que se notó especialmente en el segundo tiempo, cuando el rival empezó a acusar el desgaste. El planteamiento de Cheburin, con un 4-4-2 muy equilibrado, le permitió controlar la situación sin grandes sobresaltos, con Kendysh y Verbickas manejando la posesión con oficio. En Malta, todo apunta a que el campeón lituano retrasará aún más las líneas, ya que el 2-0 de la ida le permite no asumir riesgos.
La victoria del pasado miércoles fue la tercera consecutiva de Zalgiris, con un balance ofensivo de siete goles en ese tramo. En su campo, Hamrun no debería ser capaz de voltear una eliminatoria ante un rival tan seguro de su plan de juego.
