Neymar, o cómo estirar el chicle sin romperlo

Neymar no fichará por el Barcelona. Ni por el Real Madrid, club para el que también ha llegado a sonar. Se quedará en el Paris Saint Germain en una temporada, eso sí, que presenta alguna que otra duda después de todo lo acontecido. Un verano, sin duda, tenso, con muchos frentes abiertos para el brasileño. Deportivos, extra-deportivos y personales. Meses de tendencia mundial, de foco absoluto sobre su figura. Y ahora, calma. O eso parece.

El tema está en que muchos periodistas sabían que Neymar no iba a fichar por el Barcelona. Estaban convencidos porque, es su trabajo, tenían informaciones de primera mano. Pero, ¿cómo cerrar la puerta al 'Gran Hermano' que tenía atentos a miles de aficionados? ¿Cómo cerrar el grifo que iba a rellenar horas y horas de televisión y radio, y que iba a rellenar millones de caracteres en contenidos escritos? Neymar no iba a fichar, y muchos lo sabían. Yo tenía dudas, por eso nunca me mojé en el tema. No me mojé, aunque realmente llevaba semanas cansado y aburrido sobre el tema. Pero había gente que hacía bien sus deberes y sabían que el desenlace iba a ser el que finalmente ocurrido.

Un desenlace conocido por algunos que, en cambio, siempre parecía abierto. Hoy sí, mañana no. Hoy sí, por la tarde no y por la noche cambio de última hora y dejaban la puerta abierta. Incluso cuando ya estaba todo descartado se hablaba de “descartado al 99%”, cuando realmente estaba cerrado el caso totalmente. Ese 1% era la forma, la excusa, de mantener a la gente. Así mantenían el fuego vivo para retener a los aficionados un día más. Así durante semanas. Así hasta las últimas horas del mercado. No es nada nuevo. Esto de los medios funciona así. Audiencias, lectores, visitas, clics, ventas. Y ahora, cuando todo esté cerrado, llegarán los balances, las tertulias en las que algunos se atreverán a decir que era complicado, difícil, que la clave fue esto, o aquello.

Esto es como querer ir de Valencia a Barcelona en coche. Uno puede ir por la A7 directamente o darse una vuelta hasta Madrid para, luego, coger dirección contraria y acabar en la ciudad condal. El destino era el mismo, pero el entretenmiento no es el mismo. Pues eso.

Luego, cuando el Barcelona tenga una mala tarde, seguirá saliendo el nombre de Neymar. “Qué bien le hubiera venido hoy Neymar...”. La gallina de los huevos de oro. Eternamente. Conscientes del poder de atracción que tiene. El relleno perfecto. Sale su nombre y se activan las alertas, las llamadas de atención. Ha sido válido durante semanas y lo seguirá siendo siempre. Y guarden esto: el verano que viene volverá a ser el protagonista. Eso si no vuelve a ocurrir en el mercado invernal, claro.

Convertir uno de los rumores del verano en un auténtico culebrón. Un clásico. Y esta vez adaptando el formato de reality show que es tendencia. En la era de las redes sociales, del constante estímulo, de las noticias fugaces. ¿Recuerdan el minuto a minuto del viaje de los representantes del Barcelona a París? Un seguimiento paso a paso. Cada detalle, con actualizaciones constantes, y cuando llegaban las horas de los programas se llamaba a la visita para que el trabajo picapedrero tuviera su efecto deseado. Y al día siguiente, más, casi olvidando lo dicho. ¿Se había dado por cerrado el caso? ¿Se había afirmado que había cambios? La era de la sobreinformación, de la fugacidad, en estado puro.

Neymar, la gallina de huevos de oro. Una vez más.